¿Por qué el cerebro del pulpo es tan increible?

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¿Por qué el cerebro del pulpo es tan increible?

¿Qué podrían tener los pulpos en común con nosotros? Después de todo, no tienen pulmones ni espinas dorsales. Pero sí pueden resolver acertijos, aprender de la observación, e incluso usar herramientas, como otros animales que conocemos.

Y lo que hace tan increíble a la inteligencia de los pulpos es que viene de una estructura biológica totalmente diferente de la nuestra. Las cerca de 200 especies de pulpos son moluscos pertenecientes a los cefalópodos, en griego, cabeza-pies. Esas cabezas contienen cerebros impresionantemente grandes, con una proporción cerebro-cuerpo similar a otros animales inteligentes, y un sistema nervioso complejo con tantas neuronas como tiene el perro. Pero en vez de estar centralizadas en el cerebro, estos 500 millones de neuronas están en una red de ganglios interconectados organizados en 3 estructuras básicas.

El cerebro central solo contiene un 10 % de las neuronas, mientras que los 2 grandes lóbulos ópticos contienen un 30 %. El otro 60 % está en los tentáculos, que para los humanos sería como tener brazos con cerebros. Ahí es donde la cosa se pone más interesante.

Los vertebrados tenemos esqueletos rígidos para sostener el cuerpo, con articulaciones que nos permiten movernos. Pero no podemos hacer cualquier movimiento. No podemos doblar la rodilla hacia adelante, ni flexionar el antebrazo por el medio, por ejemplo. Los cefalópodos, por otro lado, no tienen huesos en absoluto, y pueden flexionar sus extremidades  en cualquier lugar y dirección. Por eso sus tentáculos adoptan formas casi ilimitadas, algo a lo que no estamos acostumbrados.

Piensa en tareas simples como tomar y comer una manzana. El cerebro humano tiene un mapa neurológico del cuerpo. Cuando ves la manzana, el centro motor de tu cerebro activa los músculos apropiados, permitiéndote alcanzarla con tu brazo, tomarla en tu mano, flexionar el codo y llevarla a la boca. Para un pulpo, el proceso es bastante diferente.

En vez de tener un mapa del cuerpo, el cerebro del cefalópodo tiene una biblioteca de comportamiento. Así que cuando un pulpo ve comida, su cerebro no activa una parte específica del cuerpo, sino más bien una respuesta conductual para agarrar. Conforme la señal viaja por la red, las neuronas del brazo toman el mensaje y se lanzan a la acción para comandar el movimiento. Ni bien el brazo toca la comida, una onda de activación muscular viaja por el brazo hasta su base, al tiempo que el brazo devuelve otra onda desde la base hasta la punta. Las señales se encuentran a medio camino entre el alimento y la base del brazo, y ese es el punto a flexionar.

Eso significa que cada uno de los 8 brazos del pulpo, en esencia, puede pensar por sí mismo. Esto les da una flexibilidad y creatividad increíbles para enfrentar nuevas situaciones o problemas, sea abrir una botella para alcanzar el alimento, escapar de un laberinto, moverse en un nuevo entorno, cambiar la textura y el color de la piel para mimetizarse con el paisaje, o incluso imitar a otras criaturas para ahuyentar a los enemigos.

Los cefalópodos pueden haber evolucionado cerebros complejos mucho antes que nuestros parientes vertebrados. Y la inteligencia de los pulpos no es útil solo para los pulpos. Sus sistemas nerviosos radicalmente diferentes y su pensamiento autónomo han inspirado nueva investigación en el desarrollo de robots flexibles hechos de materiales blandos.

Y estudiar cómo puede surgir inteligencia por un camino evolutivo tan divergente puede ayudarnos a entender más la  inteligencia y la conciencia en general. Quién sabe qué otras formas de vida inteligente son posibles, o cómo procesan el mundo circundante.

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